La publicación de los primeros resultados empresariales, que son siempre los de los grandes bancos americanos, ha tenido la virtud de hacer olvidar a los inversores, al menos momentáneamente, las dudas que venían perturbando a las Bolsas estas últimas semanas. Esas dudas no solo apuntaban a una inflación más persistente de lo previsto y a un crecimiento menor del estimado, sino que además, como decíamos la semana pasada, empezaban a abrir un debate en torno al modelo de sociedad digital aceptado de forma entusiasta tras los confinamientos y en torno a la desigualdad creciente entre propietarios de activos y perceptores de rentas (léase asalariados).
Las impresionantes subidas de las Bolsas del jueves y del viernes no solo han permitido a los índices cerrar una nueva semana al alza (Eurostoxx + 2,7% en la semana, S&P +1,8%, Nasdaq +2,2%, Dow Jones +1,5%, Nikkei +3,6%, MSCI de emergentes +2,1%) sino que, sobre todo, dejan la sensación de que los inversores vuelven a la idea tan agradable de un crecimiento armónico, sostenido y sin inflación. Un crecimiento cuyo motor es la revolución tecnológica y cuyo combustible es la abundante liquidez suministrada por los Bancos Centrales, alimentando un círculo virtuoso en el que el fuerte crecimiento a largo plazo resolverá en teoría el problema de la deuda acumulada.
Es especialmente destacable el buen comportamiento semanal de las tecnológicas, con Facebook aparentemente haciendo suelo tras la sacudida de la semana anterior y con valores como Tesla, Amazon o Microsoft subiendo con fuerza. Es pronto aún para sacar conclusiones, pero parece alejarse, de momento, la amenaza de que las grandes tecnológicas americanas puedan seguir el mismo camino que las chinas, y sufrir correcciones en Bolsa por una mayor presión regulatoria. Lo cual es importante porque a nuestro juicio no habrá continuidad en el mercado alcista sin el concurso de las tecnológicas.
Como decíamos al principio, aunque también ha ayudado el mensaje del Banco Central chino de que el riesgo de Evergrande es "controlable y de que no dejará caer al sector inmobiliario, lo cierto es que han sido, sobre todo, los resultados empresariales los que han propiciado el giro en las Bolsas. De hecho, la semana empezó el lunes y martes con ligeras caídas, a la vez que los futuros del petróleo, en su modalidad WTI (Western Texas Intermediate) superaban los 80 dólares y que el Fondo Monetario Internacional, en su reunión de otoño, rebajaba la estimación de crecimiento global y advertía a los Bancos Centrales de que deben estar vigilantes ante una inflación que puede ser mayor y más duradera de lo previsto.
Hubo que esperar a la publicación, el miércoles, de los resultados de JP Morgan y de Black Rock, para ver un cierre ligeramente positivo en las Bolsas europeas y americanas, pese a que la inflación americana de septiembre, publicada ese mismo día, no fue buena (5,4% frente al 5,3% estimado y la subyacente en el 4%) y pese a que las actas de la última reunión de la Fed confirmaron que su intención es iniciar la reducción de las compras mensuales de bonos ya en noviembre. Dos malas noticias para los mercados que fueron compensadas por los magníficos números presentados por JP Morgan y Black Rock.
Pero el verdadero giro al alza vino en la sesión del jueves (Eurostoxx +0,8% Dow +1,1% S&P +0,75%,) tras publicarse las cifras trimestrales de Bank of America, Citigroup, Wells Fargo y Morgan Stanley, todas ellas con subidas extraordinarias en sus beneficios trimestrales y todas ellas cerrando excepcionalmente los nueve primeros meses del año. Se confirmaba así que las cifras de JP Morgan y Black Rock no eran una excepción, sino más bien la regla general. Algo que vendría a ratificar de nuevo Goldman Sachs cuando publicó sus resultados el viernes, superando ampliamente las expectativas tanto en los ingresos como en los beneficios, lo que hizo volar a su cotización casi un 4% en el día, propiciando a la vez una nueva sesión alcista para terminar la semana (el Dow subió un 1,1% en la sesión, el S&P y el Eurostoxx un 0,8% y el Nasdaq un 0,5%).
En definitiva, los buenos resultados empresariales han eclipsado por completo cualquier otra noticia y han despertado de nuevo el apetito por el riesgo, como lo indica la caída del VIX a niveles de 17, muy por debajo de 20. El bitcoin, símbolo claro de ese apetito por el riesgo, superaba de nuevo los 60.000 dólares el pasado viernes, por primera vez en seis meses, y, como anécdota en el mundo del arte, el cuadro "Niña con globo" de Banksy, famoso por haberse autodestruido en una subasta en directo tras haberse vendido por un millón de libras hace tres años, acaba de volver a venderse el pasado jueves en una nueva subasta, esta vez por 18,5 millones de dólares. Es decir, ha multiplicado por más de 18 veces en solo tres años.
¿Estamos a las puertas de un rally de fin de año? ¿Podemos dar por cerradas las dudas sobre la inflación, el crecimiento y el modelo de sociedad post Covid?
A nuestro juicio es un poco pronto para responder a esas preguntas en sentido afirmativo. Es verdad que los resultados empresariales publicados son asombrosamente buenos, pero se producen en la banca de inversión y en la gestión de activos, un sector que apenas se vio impactado por la pandemia, y al que el tono positivo y el enorme dinamismo de los mercados financieros le ha ayudado enormemente en los últimos trimestres. Los ingresos vinculados a operaciones corporativas y las menores necesidades en materia de provisiones han sido claves en las buenas cifras, pero el inicio del tapering podría reducir las operaciones empresariales y enfriar, aunque sea un poco, la alegría de los mercados de activos, reduciendo ingresos y exigiendo mayores provisiones.
Hay que esperar, por tanto, a tener una muestra más amplia de resultados empresariales para ver de verdad cómo han sorteado las empresas no financieras la desaceleración de la economía en el tercer trimestre. En ese sentido, esta semana publican sus números , además de algunas tecnológicas importantes como Tesla, Snap o Netflix, muchas otras empresas como Johnson & Johnson, Procter&Gamble, Danone, Nestlé, Kering, Intuitive Surgical, Verizon, IBM, AT&T, L'Oréal o American Express. Vamos a tener, por tanto, una visión más amplia de cómo han funcionado las empresas no financieras.
También hay que esperar a ver cómo repercuten sobre la inflación y el crecimiento la crisis energética y los cuellos de botella en las cadenas de suministro. Por el lado de la inflación se publica el próximo miércoles el IPC de septiembre de la Unión Europea, tras haberse conocido la americana, ya comentada, y la de China, que bajó ligeramente en septiembre gracias a la caída de los precios de alimentos, sobre todo del cerdo, pero con una importante subida de los precios industriales. Por el lado del crecimiento, el dato clave es el crecimiento de China en el tercer trimestre, que ha sido el 4,9%, por debajo de la estimación del 5,2%. Es un dato decepcionante, con una producción industrial muy a la baja, que confirma la desaceleración de la economía china tras el crecimiento del 18,3% en el primer trimestre y del 7,9% en el segundo. Además, se publica el Libro Beige en EE.UU. y conoceremos los PMIs adelantados de octubre en Estados Unidos, Japón y eurozona.
El año pasado tras un septiembre malo y un octubre aún peor, las Bolsas, al calor de la aprobación de las vacunas, protagonizaron un noviembre espectacularmente alcista (recordemos que el Eurostoxx subió un 18% en el mes y nuestro Ibex un 25%), y diciembre fue también alcista, aunque más moderadamente.
Este año el rally de fin de año podría haberse iniciado ya con las subidas de la semana pasada, pero hay que esperar a tener mayor visibilidad sobre los resultados empresariales, la inflación y el crecimiento para poder afirmar con seguridad que las dudas de septiembre han desaparecido.
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